Últimamente están saliendo a la luz multitud de informes que nos hablan sobre el retraso en la digitalización de las PYME españolas. Parece ser que para el 85% sigue siendo una asignatura pendiente según un informe de la Comisión Europea. El dato es impactante por lo que supone para el futuro de nuestra economía y para el empleo. Estamos en un momento decisivo para subirnos al tren y además hacerlo de forma que nos pongamos en el nivel que las empresas españolas se merecen.
La cantidad de herramientas, tecnicismos y galimatías técnicos con los que nos desayunamos todos los días es abrumador. Siempre parece que un término anglosajón que no sepamos muy bien a qué se refiere es lo que nos va a hacer parecer «digitalizados» a ojos de los demás. Palabras como «big data», «cloud computing», «blockchain»… son el bálsamo de Fierabrás que todo lo cura.
Todos esos mensajes están muy bien; pero tenemos que informatizar lo que de verdad importa. Hay que comenzar por representar el conocimiento de nuestra propuesta de valor (proyecto, producto o servicio) y hacerlo accesible a nuestros clientes. Nos tienen que encontrar fácilmente en esa vorágine que es internet. Cada empresa es única y tiene una propuesta de valor diferenciada en el mercado, esa es la clave de la selección natural empresarial. Si queremos digitalizar nuestro negocio, se hace imprescindible interactuar directamente con nuestros clientes por medio de un software. Somos nosotros los que mejor vamos a trasladar lo que somos y lo que hacemos sin que nadie nos adelante en la cadena de valor y nos ponga las reglas. No es una herramienta estándar sin más, si lo fuera, todos seríamos iguales. Hay que tener la valentía para lanzarse a construir dicha solución informática. Es como nuestro «gemelo digital» en la «nube». Si un cliente nos busca, tiene que encontrarnos en internet de forma fidedigna. Aquí comienza la verdadera transformación digital, para después ir conectando todo lo demás.
Una vez que los clientes nos han dicho cuál es su problema o qué es lo que quieren por medio de la aplicación software, debemos ser capaces de plasmarlo en un lenguaje que sea comprendido por los sistemas de producción que son los encargados de llevar a cabo todos los procesos necesarios. Es fundamental integrar aquellos componentes que ya funcionan sin tener que inventar la rueda. Este es un concepto que explica muy bien lo que es la «nube», si algo ya funciona, lo uso, me conecto y lo ejecuto sin tener que desarrollarlo desde cero. Al tener directamente desde el cliente toda la información específica digitalizada podremos fabricar o proveer el servicio sin tener que establecer procesos complejos, la cadena de valor puede ser mucho más sencilla si todos compartimos y accedemos fácilmente a la misma fuente. Podremos conectar un requisito del cliente con un robot sin intermediarios, todas las máquinas y personas deben comprender un modelo compartido con una semántica común.
Las empresas de software tenemos que ser capaces de hablar el idioma de nuestros clientes y las empresas industriales tienen que comenzar a valorar cada vez más la importancia que tiene la representación informática de sus productos o servicios. Tienen que emerger nuevos perfiles que sean capaces de comprender el negocio y saber modelarlo informáticamente, deben conectar los «átomos» con los «bits», es una verdadera hibridación de competencias. Digitalizarse por tanto no es adoptar un programa o implantar un paquete informático; digitalizarse es un proceso transformador totalmente alineado con el negocio de la empresa. Se trata de hacer un análisis, un diagnóstico y acometer un proceso no solo de transformación digital sino de una completa metamorfosis digital que fortalezca la propuesta de valor de las empresas y la forma de ofrecerse al mercado. Las empresas de software nos tenemos que acercar a nuestros clientes mucho más para conocer de su mano las necesidades reales y poder plantear soluciones sencillas.
Si somos capaces de que las personas implicadas comprendan la oportunidad tan enorme que tenemos delante. Si afrontamos la estructuración de la información, el modelo de producto y de procesos de forma que fluya por todos los agentes de la cadena de valor; daremos un paso de gigante hacia la verdadera transformación digital. Esto nos debe permitir incrementar la productividad y el desarrollo de las personas hacia el valor añadido y con la orientación y el foco que se merecen nuestros clientes. Y todo ello con los ojos en la nube, reutilizando todo lo que ya esté hecho o sea accesible; pero con los pies en la tierra; es decir, resolviendo lo que de verdad es crítico en nuestra empresa.
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Santiago Alfaro
Director General Semantic Systems